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Fecha de la newsletter: 25-05-2015

“El noruego me ha dado la vida, profesionalmente hablando”

Javier Lucas, enfermero alicantino que ha conseguido trabajo en la provincia tras haber vivido 8 meses en Noruega

Javier Lucas es enfermero, tiene 30 años y trabaja como supervisor de la Fundación Betanien, una residencia noruega para mayores dependientes situada en Alfaz del Pi. Vivir y trabajar 8 meses en Noruega ha sido determinante para poder conseguir este trabajo, un viaje que recomienda a todas las enfermeras que se plantean salir al extranjero buscando una salida laboral.

 

¿Cómo y por qué decide viajar a Noruega?

La decisión la tomo porque la sanidad pública española y la privada dejan de dar contratos o trabajo, solo  me llamaban en período de verano y algún día suelto a lo largo del año. Y esto no me daba de comer, ni me dejaba independizarme y tener una vida fuera de casa de mis padres. Así que en 2012, cansado de esta situación, vi un artículo en el periódico que ofrecía un curso de noruego en Alfaz del Pi, con posibilidades de trabajar en el país, y no me lo pensé dos veces. Me inscribí y comencé a estudiar 4 horas al día de lunes a jueves, estudios que compaginaba con pequeños trabajos y con un voluntariado que solicité hacer en la Fundación Betanien, donde ahora trabajo, para ir desenvolviéndome con la lengua. Después de 8 meses de estudios y con cierto nivel en el idioma, viajé a Noruega.

 

Cuéntanos su experiencia en Noruega ¿fue difícil adaptarse a un país con una cultura y un trabajo diferentes?

Bueno, yo solicité irme al norte del país, a Bodo. Allí empecé trabajando en una residencia con pacientes con problemas de demencia, tenía asignados 6 pacientes y la ayuda de un auxiliar. Los primeros problemas con la cultura aparecieron cuando uno de los pacientes me pidió el desayuno y yo no supe qué me decía, sencillamente porque no conocía su gastronomía, había aprendido su lengua pero me faltaba evidentemente conocimiento de su cultura. Al cabo de 2 meses, y como este trabajo no tenía mucha continuidad, decidí acercarme al hospital Nordlasd Sykehus a solicitar empleo. Sólo tardaron un día en llamarme y allí empecé a hacer guardias, primero en la planta de Hematología y posteriormente en  Oncología, con pacientes con cáncer de pulmón, donde teníamos asignados tres pacientes por enfermera. Posteriormente también trabajé en Enfermería domiciliaria. En estos últimos trabajos no fue tan difícil adaptarme, tenía menos pacientes a mi cargo y era más sencillo llevarlo a cabo. En cuanto a la vida allí no fue muy difícil, durante todo el tiempo conviví con españoles y suecos, buenos compañeros que se han convertido en grandes amigos.

 

¿Cuales son las diferencias entre la Enfermería en España y en Noruega?

La gran diferencia es que la carga de trabajo, el ratio paciente-enfermera, es mayor en España. En Noruega se vive una atmósfera de no estrés que es muy buena, beneficiosa para el paciente y el profesional. En Noruega todo el sistema es diferente, con 5 millones de habitantes y cerca de 240.000 sanitarios, la Sanidad es uno de los pilares más importantes y mimados del sistema público, con una gran cultura de los cuidados y muchos medios destinados para ello. Se realiza un cuidado integral del paciente, cosa que en España es muy difícil de realizar, por culpa de la carga de trabajo que lleva cada profesional. Quizás la preparación no es tan exhaustiva y amplia como en España, pero está más enfocada al cuidado, acompañamos al enfermo desde que se levanta hasta que se acuesta, es un plan de cuidados que se lleva a cabo tanto en los centros sanitarios como la hospitalización a domicilio, yo he llegado a ir de 6 a 7 veces a una casa en el mismo día.

Otra de las diferencias en cuanto al trabajo, es la importancia que le dan a chequear la medicación, un trabajo que hacen dos profesionales, una hace el reparto y otra la supervisa. Una medida de control que lógicamente esta relacionada con lo que hablábamos al principio, la carga de trabajo.

 

¿Piensa que toda tu experiencia ha sido decisiva par volver a España y encontrar trabajo cerca de casa?

Sin duda, es determinante. Sin el noruego y el conocimiento de la cultura de aquel país, me hubiera sido imposible trabajar en la Fundación Betanien España. Durante toda mi estancia en Noruega la Fundación  se ponía en contacto conmigo por mail o por teléfono para ofrecerme trabajo y aquí volví en Enero del 2013. Empecé como enfermero y desde enero soy supervisor.

 

¿Cómo es su día a día en Betanien?

La rutina de la mañana consiste en recibir el relevo de la noche y a continuación todo el personal se reúne para hablar sobre incidencias y datos importantes del día y también para repartir las tareas a realizar durante el turno. Aquí empieza el cuidado del paciente, desayuno y otra pequeña reunión donde se cuentan incidencias o problemas que hayan surgido, se prepara un almuerzo a los pacientes y se realiza una actividad, comida y descanso. Esta rutina se lleva a cabo junto con el control y dispensación de medicación, acompañamiento del médico en sus visitas, reuniones con pacientes y curas.

Desde que soy supervisor también me encargo de coordinar el trabajo que se realiza diariamente, realizar los pedidos de medicación junto con mi compañera Mireya y la organización del personal en prácticas tanto de Enfermería como de auxiliar de Enfermería.

 

¿Cómo valoraría su experiencia en el extranjero, la recomienda a compañeros con los mismos problemas laborales que tenías antes de viajar a Noruega?

Para mi la experiencia ha sido muy positiva, pese a las dificultades que suponía trabajar en otro idioma que al principio no se controla y que aún sigo sin controlar a la perfección; todo el sistema es diferente, la cultura,... pero pese a todo esto, el noruego me ha dada la vida, profesionalmente hablando, me ha permitido volver a casa con trabajo, plantearme un futuro con mi novia, cosas que la falta de empleo aquí me impedían hacer. Sin el noruego y sin haber dedicado prácticamente un año al aprendizaje del idioma no podría llevar la vida que llevo ahora.

La recomiendo al 100%, yo disfruté mucho y no descarto el volver a Noruega para reforzar el idioma y vivir más experiencias. Las cosas negativas se olvidan porque las positivas como compañeros de piso, trabajo o experiencias siempre ganan y se quedan grabadas en forma de anécdotas que contar a compañeros, amigos y familia. También me ha servido y me ha formado más para mejorar mi forma de trabajo como enfermero y he ganado empatía con el paciente.

 

¿Qué consejos daría a las enfermeras que están decididos a viajar al extranjero buscando una oportunidad laboral?

Es una decisión valiente pero acertada, que no decaigan, que estudien bien la lengua y la cultura del país adonde decidan ir y que no piensen nunca que lo saben todo, que se den un tiempo y aprendan de otros sistemas todo lo que puedan . 

Entidades colaboradoras del Colegio de Enfermería de Alicante